viernes, 30 de enero de 2015

GR221 etapa 7 - de Deià a Sóller

Hola!

Parecia que no nos atreveríamos esta semana a asomar el hocico, como teníamos previsto, pero, aunque el tiempo se ha puesto muy muy feo para estos días, parece ser que nos dará una pequeña tregua justo el sábado... o eso creemos jaja
Así pues, mañana pondremos de nuevo rumbo a Tramuntana para continuar con la ruta GR221 en nuestra séptima etapa. Esperemos volver sanos, salvos... y secos! jeje
La ruta oficial, se detiene en el refugio del Port de Sóller, pero nosotros seguiremos hasta Sóller para acabar justo a los pies del torrent de Biniaraix.
Saludos
Víctor

Día, hora y lugar de partida: Sábado 31 de enero a las 8.00h en casa

Hora prevista de vuelta: sobre las 15.30h volveremos a estar en el coche

Dificultad: no es una ruta complicada en absoluto pero seguro que habrá que tener en cuenta el tiempo y el paseo extra hasta Sóller que seguro conseguirá agotarnos.


Previsión meteorológica: está la cosa como para cerrar los ojos y no abrirlos hasta dentro de una semana, a no ser que te gusten las tormentas jaja bueno esperemos que podamos esquivar a las lluvias.

(clicar en la imagen para verla ampliada)


Fotos web: fotos de internet del lugar que visitaremos para animar a la gente, NO son fotos de excursiones nuestras que ya hayamos hecho. Aquí os dejo una imagen del tramo conocido como el camí de Son Calderó y una imagen de las vistas del Port de Sóller.


(clicar en la imagen para verla ampliada)

Ahí queda todo, ya sólo queda esperar a mañana para disfrutar de la ruta.
Saludos
Víctor

viernes, 23 de enero de 2015

Crónica: 6a etapa GR221 - de Valldemossa a Deià

Hola!
El pasado sábado nos levantamos temprano para salir a recorrer la sexta etapa de nuestra ruta GR221. Esta vez teníamos la meteorología a nuestro favor, el cielo casi totalmente despejado sólo se tapaba discretamente en las montañas de Tramuntana y un ligero aire movía algunos árboles de camino a Deià.
Una vez en este pintoresco pueblo, ya a la sombra de la cara norte, dejamos el coche y recorrimos en taxi el tramo hasta Valldemossa desde donde comenzaríamos a caminar justo donde lo dejamos hace unas semanas.
En los primeros pasos nos acompañaban los rayos del sol que caían tímidamente sobre el valle colándose entre las nubes, aunque aún no eran suficiente para calentar la mañana y un frío intenso nos llevó por el carrer de ses Oliveres hasta el inicio del sendero.
Desde ahí comenzamos la primera subida.
El primer tramo del camino serpentea entre un pinar de tierra roja con cientos de piedras blancas arrastradas por el agua que corre pendiente abajo con la caída de las lluvias. Más arriba, se va mezclando el paisaje con encinas y aunque el ascenso es duro, siempre es menos duro un paseo entre las encinas de Tramuntana.
A medida que íbamos recorriendo las cuestas en zigzag, empezamos a notar el gusanillo y casi una hora después de haber dejado Valldemossa, al fin llegamos al pla del Pouet donde paramos a merendar.
Mientras disfrutábamos de nuestras panades, comentábamos el trabajo de acondicionamiento forestal que está teniendo esta zona. Toda la planície, cubierta de encinas, está cuidada y limpia de ramas y leña caída, el pozo está siendo restaurado y unas nuevas señalizaciones se han instalado. Tristemente sigue habiendo nula referencia al GR221, algo que en las primeras etapas nos pareció una sorpresa y ahora ya nos parece increíble.
Bueno, después de reponer energías, continuamos nuestro camino atravesando el llano hasta seguir en ascenso junto a las rocas.
El sendero ahora seguía sobre las peñas grises desde donde tenemos las primeras vistas al oeste de la isla, el sol que se refleja sobre la bahía de Palma, nos dibuja una silueta de la ciudad que cae más allá de las montañas junto al mar.
El ascenso sigue aunque más suave que en el primer tramo de la mañana y, a pesar del cansancio, nos mantuvo en buena temperatura ya que, nuevamente, la cadena montañosa había atrapado las nubes que se hinchaban de humedad y que hacían imposible que el sol nos acompañara como hacía en el resto de la isla.
Así pues, llegamos hasta el mirador de Can Costa. Unos metros antes, deseábamos llegar a este lugar para disfrutar de unas vistas espectaculares que ya conocíamos de otras veces pero cuando estuvimos ahí, a duras penas se podía caminar entre sacas de material y depósitos de agua que ayudarán a restaurar lo que queda de estas paredes pero que hoy restaban encanto a este sitio.
Aún así, entre una cosa y la otra, conseguimos unas buenas fotos y un buen recuerdo de las vistas sobre el mar y la sierra que se extiende en dirección a Andratx. También recordamos las etapas pasadas y desde aquí nos despedimos de la comuna de Valldemossa, el vall de Planici y hasta el Galatzó que asoma en último lugar.
Seguimos el camino hasta alcanzar el punto geodésico y, poco después, llegamos al refugi de s'Arxiduc, desde ahí, se alza frente a nosotros la pared dels Cingles de Son Rul·lan y por el valle, el ir y venir de las aves nos guían la mirada hasta Deià que aparece a lo lejos al norte.
Comenzamos entonces un breve descenso que nos llevaría hasta el collado de Son Gallard, donde se unen varios senderos y, siguiendo nosotros un nuevo ascenso, pocos minutos después, nos desviamos por un camino que nos llevaría hasta la cova de s'ermità Guiem o ermita de Hesychia, como bautiza una losa sobre la puerta de la entrada a este curioso lugar que sigue casi idéntico a como lo descubrimos hace unos años, con sus libros, sus estampas religiosas y con sus armoniosos mensajes que nos desea quien sea que cuida de este lugar.
Después de abandonar este "oasis" continuamos el ascenso, ahora sí, bastante acusado, hasta llegar a la loma del monte algo después de dejar atrás los árboles y salir a cielo descubierto sobre esta cima rocosa.
Desde aquí se abre ante nosotros una vista espectacular de 360º, aún así, lo que llama más nuestra atención es na Foradada que aparece por primera vez frente a nosotros allí donde la isla se une al mar, con su forma de gancho y su pequeña ventanita. Más al norte, la cima del puig Caragolí intenta mezclarse entre varias elevaciones.
Y allá que vamos, recorriendo uno de los caminos más bonitos de la zona, bordeando la cornisa del acantilado dels Cingles, un sendero empedrado nos lleva serpenteando sin alejarse ni un momento de las vistas sobre el mar que nos atrapa la mirada para hacernos olvidar la caída de la que sólo nos separan unos pasos. El viento frío hacía rato que nos había enrojecido la cara cuando, a pocos pasos del puig Caragolí, nos desviamos en dirección Deià que quedaba ya a lo lejos después de un previsible largo descenso.
A los pocos minutos, decidimos parar a comer y disfrutar de la vista del valle con la cadena de montañas que se extiende hacia el norte y aunque buscamos un lugar donde estuviéramos protegidos del aire frío, la temperatura bajó el termómetro hasta los 5ºC, lo que aceleró la partida antes de quedarnos helados.
Poco después de haber reemprendido la marcha, mientras nos acercábamos de nuevo a la pared del acantilado, apareció de detrás de la cornisa un grupo de buitres que sin esfuerzo alguno, recorrían el valle con su pausado vuelo. De un tamaño espectacular, alas gigantes y una silueta majestuosa, iban i venían contrastando con el alboroto que formaba otro grupo de aves menores.
Después de intentar conseguir alguna buena fotografía de ese gran momento, bajamos unos zigzag de piedras que parecen conducir a nada y escondido entre la pared y el cielo, apareció el camino que se agarraba al acantilado para comenzar el descenso dels Cingles de Son Rul·lan.
Normalmente, después de comer no suele quedar un recorrido ni largo ni especialmente atractivo, pero en este caso, el camino que nos llevaba de nuevo al valle, era un espectáculo para la vista. En fuerte descenso entre encinas y sin alejarnos más que unos metros de la pared vertical, casi estamos obligados a parar a cada paso ya que las vistas y el lugar en si mismo, es espectacular. El sol al fin había conseguido aparecer y en estas primeras horas de la tarde, iluminaba el litoral con su luz anaranjada, el mar en calma contrastaba de azul oscuro con el cielo ahora celeste y la arboleda verde se extendía como un ancho camino hasta Deià que salpica de casitas un hueco entre las montañas. Más allá, el puerto de Sóller también ha querido asomarse a este día y ya nos espera para la próxima excursión.
Poco a poco fuimos dejando atrás la montaña atravesamos la ladera de encinas con una inclinación que obligaba al sendero a ir de un lado a otro para hacer el descenso algo menos brusco y más tarde nos adentramos en un pinar, con sus caminos flanqueados de carrizo y su tierra rojiza hasta que, como en toda excursión, empezamos a dar con las urbanizaciones.
Ya sobre asfalto giramos las últimas vueltas que atraviesan el Hotel Es Molí hasta dar con la carretera principal y de ahí, una centena de metros más, ya junto al pueblo, y llegamos al coche que habíamos dejado hacía más de seis horas en la mañana y donde acababa una excursión preciosa que nos llevó hasta rozar el kilómetro de altitud.

Hasta la próxima.
Víctor







Distancia: 12,26km
Tiempo: 6h 18min
Distancia total acumulada: 74km 450m
Tiempo total acumulado: 31h 32min

Mapa de la ruta, clicar al enlace
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miércoles, 14 de enero de 2015

GR221 etapa 6 - de Valldemossa a Deià


Hola!
Arranca el nuevo año y con él una nueva excursión!
La verdad es que llevamos un ritmo buenísimo de excursiones que nos hace disfrutar la aventura de recorrer el gr221 ya que mantenemos muy vivos los recuerdos de lo que hemos dejado atrás.
Con esta excursión superamos ya la mitad del recorrido y también entramos en la zona que más conocemos. Muchos de estos caminos que caminaremos o cruzaremos ya los hemos visto en otras salidas pero el hecho de formar parte de este propósito hará que sea especial cada paso que demos.
Así pues, este fin de semana nos volveremos a ver con nuestra querida serra de Tramuntana.
Allá vamos!.
Saludos
Víctor

Día, hora y lugar de partida: Sábado 17 de enero a las 8.00h en casa

Hora prevista de vuelta: sobre las 15.30h volveremos a estar en el coche

Dificultad: gran parte de esta ruta ya la hemos caminado otras veces, hay un par de subidas bastante pesadas pero las vistas compensan.


Previsión meteorológica: la verdad es que la última vez tuvimos mucha suerte con el tiempo y para este fin de semana nos vuelve a tener pendiente.


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Fotos web: fotos de internet del lugar que visitaremos para animar a la gente, NO son fotos de excursiones nuestras que ya hayamos hecho. Aquí os dejo una imagen del tramo conocido como el camí de s'Arxiduc y una imagen de las vistas de sa Foradada.



(clicar en la imagen para verla ampliada)

Ahí queda todo, ya sólo queda esperar al sábado para disfrutar de la ruta.
Saludos
Víctor

miércoles, 7 de enero de 2015

Crónica: 5a etapa GR221 - de Esporles a Valldemossa

Hola!
Caminets de Mallorca os desea feliz año 2015!
Sí, estamos un poco cansados ya de dar y recibir todo tipo de felicitaciones pero desde aquí no podíamos ser menos jaja.
Empieza un nuevo año y con él llega la primera crónica de la última excursión que nos dejó el pasado año 2014.
Aquella semana de Navidad había hecho un tiempo fantástico en general, frío pero casi ni rastro de nubes en el cielo, pero aquella mañana de domingo quiso gastarnos una inocentada y amanecía con muy mala cara.
Las previsiones habían cambiado y pronosticaban un día de lluvia y mucho viento, pero como es de costumbre en nosotros, nada de eso consiguió dejarnos en casa. Poco después de las 9 de la mañana estábamos ya en Valldemossa, donde acababa nuestra ruta, para volver en taxi hasta Esporles desde donde comenzar a caminar. Pero nadie se atrevía a salir del coche. El cielo completamente tapado, todo gris oscuro, algunas gotas de lluvia cayendo sobre el cristal delantero y un viento que aullaba entre los árboles nos advertían que posiblemente no era el día más adecuado para hacer excursiones.
Y así pasaron los minutos, sin decidirnos ni a comenzar ni a abandonar hasta que la cabeza pensante de Pepi planteó ir a Esporles a ver qué cara tenía el día desde allí ya que, en teoría, las previsiones mejoraban algo de cara a mediodía.
Así pues, prácticamente sin ningún convencimiento por parte del 66% del grupo, allá que nos fuimos y cual fue nuestra sorpresa cuando al llegar, apenas 10km más lejos de donde estábamos hacía unos minutos, ciertamente el cielo estaba algo más despejado dejando caer los rayos del sol sobre la mañana de Esporles, así que dejamos el coche y nos pusimos a caminar.
La verdad es que era una mañana muy fría y el viento soplaba con mucha fuerza a pesar de haber salvado, momentáneamente, las nubes. Mientras subíamos por el camino junto al torrent dejando el pueblo a nuestra espalda, se alza frente a nosotros la moleta de son Cabastre. Poco después, siguiendo ya un camino asfaltado, entrábamos a la finca del mismo nombre y seguimos ascendiendo en dirección al coll de sa Basseta.
Aún colgaban en una bolsa nuestras empanadas mientras buscábamos un lugar apetecible donde parar, pero aquella larga subida por esa aburrida pista asfaltada nos retrasó la merienda hasta que no salimos de ella para adentrarnos, al fin entre el pinar, por el camino de Coma Llobera.
Después de merendar y reponer energías a cobijo del viento seguimos en ascenso hasta llegar al coll de sa Basseta que separa el penyal Vermell de la moleta de son Cabastre y donde se sitúa, convenientemente, un pequeño abrevadero y mientras va cambiando el paisaje que nos rodea, de pinar y tierra roja a encinas y piedra, continúa nuestro camino subiendo ahora por una cuesta aún más dura que acaba, poco después junto a un improvisado mirador de la bahía de Palma.
Desde ahí se nos descubrió una bonita vista sobre Palma y el mar que se extiende desde la catedral hasta donde alcanza la vista, parece teñido de oro al reflejar el sol. Las nubes se habían levantado hasta casi dejar a la vista el cielo azul, aunque por el momento nos conformamos con los rayos que caían por los huecos que se iban abriendo y con una bonita postal en blanco y negro del mar, la ciudad y la montaña.
Desde ese punto, al fin, dejamos de subir y anduvimos llaneando entre encinas esparcidas por la planicie rocosa pasando por antiguas casetas de carbonero, una tras otra, hasta llegar al pla de s'aljub, ahí nos encontramos con unas perfectas construcciones de un pequeño refugio y un aljibe muy bien ideado para conseguir y proporcionar agua tanto a animales como a las personas que se hicieron cargo de ese lugar. Mientras nos caían unas tímidas gotas de lluvia, seguimos nuestro camino hasta llegar a la pared norte del penyal des Migdia donde cambiamos las vistas del sur por las de la costa norte y las grandes fincas que se extienden junto a la carretera, entre el mar y Tramuntana.
Seguimos descendiendo entre el encinar que se va espesando y que en esta cara más sombría se llena de hierba espesa y verde que contrasta con la tierra oscura y las piedras grises hasta el punto de dibujar un paisaje de cuento y siguiendo el sendero que serpentea entre raíces y hojas caídas nos colamos entre dos grandes rocas que dan paso al pas den Benigne Palos que desciende hasta dar con una pared de piedra que superamos bajando por una escalerilla también construida en la misma pared y pocos minutos más tarde llegamos al coll de Sant Jordi.
Después de cruzar la barrera de metal comenzamos de nuevo a ascender, esta vez la comuna de Valldemossa.
Siguiendo ahora por un camino más ancho de piedras y tierra vamos dejando atrás la vegetación del collado y salimos poco a poco a la luz del día que parece ir mejorando minuto a minuto. A estas horas de mediodía el sol ha conseguido apartar muchas de las nubes que apagaban el día en la mañana y ahora consigue sacar casi todo el color a los paisajes que se abren frente a nosotros. A pesar de volver a agotarnos con un nuevo ascenso, el ir y venir del camino nos deja a cada paso una nueva vista espectacular, incluso a lo lejos mar adentro, se ven unas lluvias que ahora hasta disfrutamos.
Un rato después, mientras vemos el fin de la colina acercarse, aún nos quedaría un último gran esfuerzo en una subida casi en línea recta pendiente arriba, hasta poder respirar y alegrarnos de haber conseguido el punto más alto de esta excursión y aprovechando que el sol calentaba y el viento se había olvidado de zarandear esa zona, decidimos parar a comer.
Después de recuperar fuerzas y antes de que el fresco nos estropeara el descanso, continuamos el camino, ahora sí, en descenso.
A medida que bajábamos nos íbamos cubriendo de nuevo por las encinas hasta el punto de volver a rodearnos completamente de ellas y, de pronto, nos hayamos en un paisaje que valía el cansancio que nos había llevado hasta ahí.
El sendero que ahora se distingue claramente marcado por las paredes de piedra que nos acompañan, zigzaguea ladera abajo con un color oscuro y húmedo hinchado de agua que se recoge en varios aljibes repartidos entre las antiguas casetas que aún se encuentran aquí. La vegetación que lo cubre todo, nos lleva encandilados hasta disfrutar de las primeras vistas de Valldemossa que aparece, entre las hojas de los árboles, destacando sus campanarios pintados de azul.
Un poco más abajo y ya pasando junto a las primeras fincas, nos paramos un instante junto a la font de na Llambies y antes de salir del bosque y entrar en el pueblo, nos desviamos unos minutos para visitar el molí de sa Beata aunque por desgracia se encontraba vallado por el mal estado de conservación (aunque está en restauración)
Así pues, después de lo que parecía que sería una locura horas atrás cuando llegamos a Valldemossa, ahí estábamos caminando los últimos metros de esta corta pero muy bonita excursión en la que una miembra del grupo salvó su credibilidad jaja
Hasta la próxima pues que será ya la sexta etapa superando el ecuador de nuestra aventura con la GR221.
Víctor






Distancia: 11,78km
Tiempo: 4h 39min
Distancia total acumulada: 62km 190m
Tiempo total acumulado: 25h 14min

Mapa de la ruta, clicar al enlace
5a etapa GR221 - de Esporles a Valldemossa

Gráfica de altitud
(Clicar en la imagen para ampliar)